sábado, 26 de septiembre de 2009
ARTE Y ARTISTAS
"es una experiencia muy bella, y aquí tiene un caracter especial porque se le ha removido a todos los artistas, su sensibilidad de niños" Edgar Correal.
"me parece muy importante que los artistas aportemos y nos unamos y nos acerquemos a los niños" Ana P. Palacios
martes, 1 de septiembre de 2009
Carlos Sierralta, 11 de junio de 2009.
Caminando hace unas semanas por calles de Santiago, cercanas
al Teatro Caupolicán, observé tristemente que es muy difícil que los niños puedan jugar en ellas. O bien el tráfico es muy pesado y peligroso, o dan la sensación que por las noches su mala iluminación las torna riesgosas. Recordé que básicamente me crié en la calle. Las largas tardes de juegos como la pelota, el tombo, la escondida, y cuántos otros, fueron las que me formaron. Mi primer beso fue en un rinconcito de la calle vecina, y las escasas peleas a combos que tuve fueron en la plaza enfrente de mi casa.
Socialicé en el espacio público, diría un sociólogo. Ayudaba mucho el hecho que mi plaza estuviera justo enfrente del ventanal más amplio. Me sentía protegido, sí, pero también vigilado. En ese entonces y bajo esas premisas, era posible que pudiera socializar y formarme en los valores que la sociedad exige. En esa plaza ya no juegan las/os niñas/os. Lo he comprobado las veces que vuelto a La Florida a visitar amigos. Está vacía y según me han
contado, algunos adolescentes y otros mayores, no le dan el mejor de los usos.
Los niños se han retirado, juegan a la playstation mientras la plaza, mi plaza, extraña sus correrías, el barullo, las pichangas. Varios colegas han descubierto que tras la proliferación de la playstation hay una ingrata realidad. Los niños ya no salen porque sus padres están más cómodos con la idea de que sus hijos se eduquen frente a Super Mario o la TV, antes de que se vean expuestos a malas juntas y pares desviados de los valores tradicionales. Sienten miedo de que sus hijos ya no sean amenazados por antisociales, sino peor aún, que se transformen en uno de ellos.
En barrios populares segregados, éste es un asunto preponderante para los adultos. Sabemos también, que la internet, otro medio utilizado cada vez más por las/os niñas/os, no es en absoluto seguro. Como cualquier espacio público (supongamos que lo es), el desenvolvimiento de los niños merece supervisión y vigilancia. Aún estamos consternados por los flagrantes atropellos a la infancia mostrados por Informe Especial, pero la preocupación debeser más cotidiana que aquella que nos provoca esta extrema circunstancia.
Si nuestras/os niñas/os se están educando en base a lo que ven en la red, debemos proveerlos de bastantes rinconcitos de socialización, de desarrollo, de valores, en los que sean protegidos, y a la vez, vigilados. En ese sentido, es de valorar propuestas como Internet Segura de VTR y otros proyectos recién estrenados, como Cachipún, la radio de los niños.